Indudablemente debería existir un organismo internacional que trabajase a nivel mundial en la reducción de las consecuencias catastróficas provocadas por los desastres naturales.
Siempre es una catástrofe, sea el país que sea, por el gran número de pérdidas humanas y materiales, pero es especialmente duro cuando estos países son los más desfavorecidos. Levantar un país después de un terremoto, un huracán, una epidemia o cualquier riesgo natural no es económicamente nada fácil. Pero además, cuando este ya se encuentra en una situación precaria, sin un fondo económico para invertir en medidas sanitarias y construcción de buenas infraestructuras, se convierte en una tarea completamente imposible.
Haití es un ejemplo de país castigado repetidamente por sucesivos terremotos y fuertes tormentas. Su situación económica es tercermundista. Tras estos desastres la población queda totalmente desprotegida y el gobierno es incapaz de hacer frente a la necesidad de comida, agua y medicinas, como primera medida para ayudar a la gente que queda sin recursos.
Sí que internacionalmente se hace una llamada de ayuda urgente a través de las ONG, pero el tiempo de respuesta a esta llamada no siempre es rápida, es una ayuda normalmente improvisada y posterior al desastre, no pudiendo evitar el mal ya causado.
Instaurar una organización internacional sería una opción más estructurada y menos improvisada, trabajando esta en cuatro puntos básicos: predicción, previsión, prevención y ayuda económica y humana.
• Predicción: Esta tarea no es necesaria que se efectúe en el país en concreto que se quiere proteger, si económicamente no está preparado. La recogida de datos puede ser realizada desde un país asociado a esta organización, que podría funcionar como “tutor” de este. Medir con sismógrafos y estudiar la actividad del territorio son medidas de predicción que se pueden efectuar.
• Previsión: Estudiar cuáles son los países que necesitan más ayuda económica, en función de su grado de vulnerabilidad frente a un desastre natural. Al igual que la predicción, no es necesaria realizarse en el mismo país.
• Prevención: A diferencia de las dos anteriores, esta se ha de efectuar en el país en concreto. La construcción de edificios resistentes a las catástrofes, la formación de la población ante una emergencia y la creación de lugares seguros donde dirigirse la gente, son medidas que, si bien en un principio tiene un coste elevado, puede a la larga ser rentable económicamente y, sobre todo, proteger vidas humanas.
• Ayuda económica y humana: Una vez producida la catástrofe ya estarían establecidos unos protocolos de actuación rápida en la zona afectada, con envío de ayuda monetaria y humanitaria para reducir las consecuencias. Al estar todo planificado, el tiempo de reacción sería mínimo.
Pero una organización de estas características necesita una estructura fuerte, con la implicación de todos los países, que aportarían ya sea en forma económica o humana unas cuotas anuales en función de su capacidad.
Gracias a esta organización quedarían cubiertos varios de los derechos humanos que en la actualidad no todos los individuos pueden ejercer, por lo tanto debería ser obligatoria para la defensa de estos. En concreto hablo de los derechos defendidos en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas:
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.”
Bibliografía consultada:
- Dossier de Geografía
- www.un.org/es/documents/udhr/
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